Inori



Ganador del Leopardo de Oro en la sección Cine del Presente en Locarno 2012, Inori (Japón, 2012), tercer largometraje de Pedro González-Rubio (Toro Negro/2005, Alamar/2009), podría ser presentado, en la Cineteca Nacional -o en algún festival mexicano: ¿Morelia, por ejemplo?- en una doble función con su prima hermana Fogo (2012), de Yulene Olaizola. 
Al igual que en Fogo -presentada en la Quincena de los Realizadores en Cannes 2012-, en Inori vemos a un cineasta mexicano explorar un territorio lejano a nuestro país y escasamente poblado, pues la mayoría de los habitantes de ese territorio -sea la isla canadiense de Fogo o, en el caso del filme de González Rubio, el pueblito de Kannogawa, ubicado en la prefectura de Nara, en Japón- son ancianos que saben muy bien que no les queda mucho tiempo de vida. 
La cámara manejada por el propio González-Rubio -él también es el editor- captura a esos ancianos en sus rutinas diarias (rezar, hacer la comida, trabajar en el campo, ir a visitar la tumba de alguien), mientras hablan frente a cámara o en off sobre lo que desean (una mujer quiere ir al cielo al morir), lo que añoran (el dueño de una tiendita recuerda toda la actividad que había en otros tiempos, mientras se culpa de la dificil vida que le dio a su fallecida madre) o lo que le reprochan a esos que no están (la vieja que, mientras es masajeada, habla de ese hijo ingrato que nunca la visita, cual vástago ojete sacado de alguna película de Ozu).
González-Rubio se topa con algún hallazgo notable por casualidad -esa imagen del perro en primer plano, bostezando, mientras la encorvada figura de una anciana trabaja en el fondo- pero, en general, estamos ante un controladísimo filme documental en la que nada -o muy poco, pues- parece haber sido dejado al azar. Así, las imágenes perfectas que abren, son las mismas que cierran el filme -ese bosque bañado en niebla, ese arroyo cristalino, ese animal muerto, ese puente que se levanta sobre una enorme cañada-, pues queda claro que en Inori lo que permanecerá igual, cuando esos ancianos hayan muerto, es la imponente y arrobadora belleza que los ha rodeado toda su vida.

Comentarios

Anónimo dijo…
la pelicula me gustaria verla tambien en internet
Anónimo: El eterno problema del cine mexicano: su distribución. Yo la vi gracias a Festival Scope pero debería ya estar disponible de manera extensiva. Después de todo, no creo que tenga estreno comercial.
Sprezzatura dijo…
Un gran trabajo con colaboradores mexicanos, sin duda el problema de la distribución es lamentable, porque muestran una visión distinta de este lugar, un trabajo enfocado a otras cosas, sin embargo en línea podemos encontrar parte del trabajo de Pedro González y al menos eso ya es una gran ventaja que hace años no se tenía.
Ana dijo…
No es por nada, pero esta película me provoco varios bostezos. Será que el tema no era de mi atención, pero eso de ver a puros viejitos en su rutinaria vida, como que no es lo mio.
Ana: Suele suceder. Eso me pasa cuando veo una película de Transformers. (Bueno, completa nomás vi la primera: me provoca bostezos).

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