11a. Semana de Cine Alemán/III y última



Lo mejor que sabe hacer Johann Rattenberg (Andreas Lust) es correr. O robar bancos. O, mejor dicho, las dos cosas: robar bancos y correr. Mire usted: Rattenberg es disciplinado. Primero corre y luego va y roba un banco. A veces dos en el mismo día, uno detrás del otro. No sabemos por qué hace lo que hace, pero lo que hace lo hace muy bien. Y no necesita nada más ni a nadie a su lado. Ora sí que La Soledad del Corredor de Fondo (Richardson, 1962).
El Ladrón (Der Räuber, Austria-Alemania, 2010), segundo largometraje de Benjamin Heisenberg -nieto del físico que postuló "El Principio de Incertidumbre", nada menos- no responde a muchas preguntas. No está hecha para eso: la película -basada en la vida real de un famoso ladrón austriaco de los 80 que también fue un exitoso maratonista- muestra las acciones y rutinas de Rattenberg como algo consustancial a lo que él es. Incluso antes de salir de la cárcel donde ha estado varios años, Rattenberg no hacía otra cosa que correr alrededor del patio o dentro de su celda. Eso mismo hará de inmediato cuando salga libre y le prometa a su oficial de libertad bajo palabra (el director de Michael/2011, Markus Schleinzer) que no pisará de nuevo la cárcel. Sólo que esta promesa no la hace porque piense trabajar, regenerarse, ser un buen miembro de la sociedad. Nada de eso: Johann no piensa entrar de nuevo a la cárcel porque no piensa ser atrapado de nuevo. Él salio a seguir robando y, de pasada, a imponer un récord en el maratón de Viena.
Heisenberg y su fotógrafo Reinhold Vorschneider, apoyados en la edición del propio cineasta en colaboración con Andrea Wagner, logran montar varias persecuciones tan claras como genuinamente emocionantes. El espacio fílmico está bien delimitado y nunca perdemos de vista hacia dónde va Johann, quiénes lo persiguen, dónde se oculta, cómo logra huir. He aquí un cineasta que podría tomar la batuta en alguna secuela -otra más- de la interminable serie de Jason Bourne. 
Es cierto que Rattenberg permanece un misterio hasta el final. Roba una decena de bancos, pero no gasta el dinero; se va a vivir con un viejo amor (Franziska Weisz) que, al parecer, le interesa, pero de todas formas ella no es suficiente para hacerle parar; entra a asaltar los bancos con chico escopetón, pero nunca dispara un solo tiro, aunque sea capaz de una absurda violencia homicida que sale quién sabe de dónde y por qué. Acaso ni Rattenberg sabía por qué tenía que hacerlo -correr y robar- pero lo hacía. Y mientras lo hace, se gana toda nuestra atención. Imposible despegar los ojos de la pantalla.

El Ladrón se exhibe hoy miércoles en Cinépolis Diana en cinco funciones, a partir de las 13:30 horas.

Comentarios

Christian dijo…
Se ve muy bien, espero poder lograrlo, me queda lejos y complicado. Ir a Reforma estos días en esta ciudad, es como la versión 4Dx del Salario del Miedo...
Anónimo dijo…
Me acabo de enterar que "La soledad del corredor..." es una pelicula. El grupo ingles Iron Maiden tiene una cancion que, ahora supongo, se inspiro en la pelicula.
Anónimo: No sé del grupo y la canción. Pero la cinta es un clásico del cine británico.
Abraham dijo…
¿Los mejores travellings del año?

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